martes, 21 de septiembre de 2010

Poesía de Miércoles entra en la santidad

Por David Novoa

El Chaska Bar, la Basílica Catedral de la Poesía Liberteña, fue invadido por numerosos devotos ante la ceremonia de iniciación de cuatro nuevos sacerdotes de los versos. Joe Guzmán, Amós León, Ángel Flores, y Johan Chacha, conocidos en el mundo literario como los versógamos. Provenientes de la Arquidiócesis de la UNT, estos jóvenes mártires llegaron temprano, incluso antes que la misma cleresía del Templo; a saber: el beatito Olivares, los angelitos Orrillo, Milla y Chacón y el Diablo Novoa. El Chaska emanaba, sacrosanto, una fragancia a rosas limpias hasta la Plaza de Armas y las almitas perdidas en el infierno de la frivolidad trujillana, acudían hipnotizadas, entraban por el portón y recibían el sacramento de la Poesía de las manos milagrosas del Monseñor Beto Barriga: Aplacad vuestra idiotez, hijos del Instante!!! Todo hermoso. Todo puro.
Empezó el recital el médico pediatra –fervoroso amante de las palabras- Nataniel Cáceres, con sus poemas tradicionales y su confesión personal. Luego, aparecieron los versógamos ataviados de las prendas de la Santa Orden de los Locos Pordioseros que viven Desnudos en los Basurales Buscando la Verdad (osea calatazos): Desnudarnos en la puerta de nuestra casa/ con deseos de eyacular/ al ver a una monja ultrajada por su religión/ ¡La muerte no es muerte!/ si no nos burlamos de la vida/ Beber de madrugada/ sobre la insondable herida/ que deja nuestra sensatez/ llamada ¡Locura!/ Y así sentirnos escritores honrados/ escribiendo sobre la línea de nuestras manos/ la excitante y dolorosa verdad (Joe Guzmán) Elaboré un manuel de actitudes imposibles/ para ser un miserable/ Sin embargo, para que mi ser hable/ No es suficiente un par de cuerdas/ Prefiero el vértigo de vivir en el silencio/ O morir cada mañana en la Venecia de mi espíritu/ Con góndolas metafísicas bailando/ Al filo de la filosofía/ Muerto y vivo/ Siempre el recuerdo/ De una pedregosa infancia:/ La indiscutible prueba/ De que también Dios esconde la mano. (Amós León) ¿Qué pasa si recién te enteras que no existes?/ Que no hay risas/ Que no hay llanto/ Que no hay vida/ Y en el balcón, durmiendo están , las frívolas memorias/ Accidentalmente cayó la noche/ Y jamás regresó el día/ Cansado de mirar el mar/ Una estrella sin cielo, vislumbré/ Y Dios llamó a mi alma “oscura”/ Para alejarla de mi Ser. (Ángel Flores) Las curvas peligrosas de esta carretera/ Sin afirmar/ Que es tu cuerpo/ Me hacen caer al abismo/ Sinfin de tus inimaginables besos/ Eternos como la belleza de tus pechos/ Pechos con picos nevados/ Elevados hasta el Olimpo/ Hogar de los dioses que solo llegas/ Al atravesar tus entrepiernas/ Con tu centro celestial que se inunda de gozo/ El liquido puro fluye como manantial que saciaría mi sed/ La sed de tenerte entre mis brazos y escucharte/ Suspirar inalcanzablemente cuando te toco/ Tu cuerpo tiembla como sismo armagedónico/ De convulsiones de extasis orgásmicas/ -...¡putamadre otro sueño húmedo!-/ (Johan Chacha). Los devotos recibían estas blasfemias temblando la Unción. Beto Barriga subió al altar del Templo y se mandó con su sermón cuando el púbico ya empezaba a desmayarse, a poner los ojos en blanco, a hablar en lenguas, a hechar espumarajos por la boca, a tener visiones donde veían al gato Baudelaire crucificado al lado del Señor, a Jorge Tume luchando cuerpo a cuerpo contra los demonios de la adversidad cultural. Entonces fue el turno del profeta nómada Víctor Corcuera, quien recorre los diferentes paisajes de nuestro país predicando el amor al Perú –inútilmente por supuesto-, y concluimos con unas imágenes sacras de Renato Milla Velezmoro donde aparecía y desaparecía, donde se enfocaba y se desenfocaba, donde se mostraba y se ocultaba lo que finalmente terminamos por dudar, por ignorar, por especular.
Nunca supimos si se trababa de dios, de la vocación artística de Renato o si simplemente nos gastó una video broma.
Finalmente fue una noche en el Señor. Mas ya a punto de ir a deleitarnos en la soledad de nuestras habitaciones con una muy buena ración de cristiano autoflagelo, advertimos que los prosélitos de Poesía de Miércoles ya no éramos pocos, ya no una minoría, una secta, una élite sino que empezaban a aflorar los primeros síntomas de la que habrá de ser la primera religión, la primera política, el primer gobierno poético del Perú: LA POESÍA AL PODER, CARAJOOO!!! GATO BAUDELAIRE PRESIDENTE!!! BETO BARRIGA CARDENAL DEL PERÚ!!!
JAIL JITLEEER!!!
Gracias.


martes, 7 de septiembre de 2010

FECHA 39

Poesía de Miércoles por todos lados

David Novoa

Y permanece como una estrella fija tras los turbios cielos de Trujillo. Como un durmiente apolillado aguardando al ferrocarril del atardecer, como un canillita viendo pasar el río de combis, taxis, mitines, permanece, permanece, permanece Poesía de Miércoles. Y no se va a la miércoles Poesía de Miércoles, y no se va y no se va pa campeón, mas bien rocía su aciago perfume hacia las grises callejuelas trujillanas atrayendo, cual Flautista de Hamelín, a las majestuosas criaturas de la noche: a los poetas y a los que aman a la Poesía -que también son poetas-.
Renato Milla Velezmoro, aeda de la imagen, ha arribado con un proyector de slides. Con Tume y Olivares arreglamos las sillas, desempolvamos las mesas, colocamos las velas y en pocos minutos el altar de la Palabra se cierne ya peligrosamente sobre el respetable. Esta noche se presentan dos audaces piuranos: Reynaldo Cruz Zapata y Cosme Saavedra. Poeta y cuentista, respectivamente. Traen novedades a Trujillo: la revista Inn Cultural, el poemario Ciudad Mutable y el libro de cuentos Walac. Jorge Tume da inicio introduciendo su efectivo florín florán de profe dicharachero, luego son los mismos autores quienes cantan solitos en escena y nos detallan los pormenores de sus hazañas editoriales. Y, como sigue, concluyen con poemas de su autoría: Nos prohibieron habitar la plazuela/ fumar un pitillo/ en el malecón// Nos prohibieron/ hablarle a Octavio/ de física y política internacional// Pero sobre todo/ nos prohibieron/ con Decreto Supremo/ escribir poesía/ por posible rebrote de subversión. Con deliciosa rabia, continuó Cosme Saavedra: PARA DESCENDER/ Han bastado tus manos para traerme hasta aquí/ Donde rueda la noche sus estrellas de sangre/ Han bastado tus ojos para volcarme en la rabia/ Para tender mis pecados en las montañas del cielo/ Ya no quiero mirar ese espejo que te traiciona puñal en mano/ Porque hasta la poesía se corre de mis dedos como una hilacha de sueño/ Porque es tan miserable verse uno mismo mordido por su propia tristeza/ Para descender he necesitado que me destruyan y pongan en tambores mi piel/ Para descender he necesitado este mal de ojos, esta diarrea inefable/ este papel insurrecto que me devora las ganas de ganarle unos versos a los poetas que vendrán. Aplausos... y susto. El Chaska bulle de almas inquietas. Las rojas burbujas que Renato proyecta sobre los poetas nos envuelven en un marco surreal que recobra vida con la segunda mesa: Katlheen Urteaga, floreciente e inteligente hadita de la UPAO, la irónica princesa espartana Cecilia Gamarra, el nihilista, destroyer, puntero derecho, Mario Morquencho y nuestro inefable poeta de la zurda, rey de los autogoles: Beto Barriga. Dejamos que se desempeñen solitos y contentos, cuando, como era de esperarse en Poesía de Miércoles, hizo su irrupción -enviado directamente por Dios- el Estro Poético. Por supuesto nadie lo vio a excepción del genio José Carlos Orrillo, quien le tomó una foto (la imagen que captó fue la de una luz enceguecedora con millones de ojos al centro) e inmeditamente se fue llorando a celebrar, abrazado al gato Baudelaire, arrodillado frente a la puerta del baño para damas (se sospecha que buscaba consuelo).
Con un poema que más parecía una patada, empezó Cecilia: Queridos enemigos míos/ Un agradecimiento muy profundo, desde el fondo de mi estómago/ Estoy muy agradecida por sus ladridos, por sus gritos y alaridos de envidia sin motivo/ Por su no estima y sus disfrazadas palabras/ Gracias por ser enemigos gratuitos/ Gracias también a los tuertos testigos oculares/ Me alegra el saber que contribuyo a mantener muy activos sus cinco sentidos/ ¡Oh! pequeños charlatanes, muchas gracias por las lacerantes palabras que salen de su sucia cavidad bocal/ El saber que gente ajena a mí se preocupa por lo que digo y hago me conforta/ Aunque su preocupación sea enfermiza, igual se agradece/ Gracias por hacerme saber que soy imprescindible en sus vidas/ Amigos que me odian, no les escribo esto porque yo los sienta importantes para mí/ como yo lo soy para ustedes/ sino que escribo estas líneas por cuestión de educación/ pues hay que agradecer los mínimos detalles/ Gracias. Con voz de alma antigua, le sucedió la grácil Catita Urteaga: ¿Qué es lo que necesito?/ Lo sabes perfectamente/ hace bastante tiempo que estoy dándote señales/ que te miro diferente/ que te sonrío como no suelo sonreírle a nadie/ ya todo el mundo lo notó/ Me dirás que esas cosas no se eligen/ que llegan sin que las busquemos/ es verdad, nadie busca a nadie y sin embargo todos se encuentran/ Pero ¿qué pasa con nosotros?/ los que encontramos pero nadie nos encuentra/ los que no tenemos eso que algunos llaman suerte/ sí, nosotros, los no correspondidos/ que estamos jugando en la eternidad. Su voz voz fustigó el corazón de los asistentes como un látigo ancestral. Mario Morquencho se solazó en su vibración destroyer, e hizo el amor, trafagoso y terrenal con sus palabras: Intensa intensidad de movimientos/ movimientos que matan/ galopándonos/¡Oh movimientos!/ Vaivén oceánico de orgasmos/ ¡Oh, velocidad!/ dulce motor de éxtasis/ ¡Oh violencia de alborada!/ tu cuerpo es mío/ ¡Oh clímax!/ bella muerte/ Muero/ bella muerte/ morimos tanto/ tanto bella muerte. Y para concluir la noche Beto Barriga nos castigó, potito calato, con la máxima crueldad de sus verdades: Ustedes tienen sus reglas y religiones/ pero cuando las reglas empiezan a romperse/ hay una voz en mi cabeza que dice ser el Salvador/ que predica su propio credo/ que enseña a odiar amar y a amar odiar/ y te brinda el conocimiento para doblegar al destino// Si este es el caso dejemos a la Locura tomar la Palabra:/ para declarar a todos los jueces ¡culpables!/ decir a todos los jefes ¡despedidos!/ para hacer sentir a todos los bancos ¡la pérdida total!/ ya que la oscuridad se asoma y la Voz empieza a exigir adoración de parte de los hombres.
Y así Beto metió una vez más un poético golazo.
Y así el gato Baudelaire hizo la pila fuera de su caja.
Y así, una vez más, Poesía de Miércoles continuó con su cometido: Existir. Existir en este entorno enajenadamente frívolo y descaradamente egoísta donde se ha institucionalizado la deshonestidad, donde se cultiva la vanidad, donde todo es a la mitad: mitad risa, mitad pena, mitad alegría, hasta mitad mediocridad, donde nada aflora plenamente porque hay demasiado miedo, miedo a no ser aceptado, miedo a lo que digan, miedo al ridículo: puro, purito miedo a vivir de verdad.
¡Aquí existe Poesía de Miércoles! Aquí extiende tus raíces, engorda tu tronco, aquí estira tus ramas y brinda tus frutos: quien coma de ellos no temerá más. Pateará las puertas de la hipocresía, entrará con espadas y antorchas en los templos de Adoración a la Materia y sacrificará su fealdad: Esta oprobiosa e insostenible carga de sentirnos importantes, de creernos poseedores de la razón para sólo alejarnos más de la Verdad.
¡Aquí existe Poesía de Miércoles! ¡Aquí sacrifícate entregándote a las horrendas garras de la Beldad!

FECHA 38

Poesía de Miércoles acepta al Amor

David novoa

Y este último miércoles de la vida la Poesía hizo su aparición en el Chaska. Gente poca. Sólo la mitad de las bancas llenas: Algunas almitas nuevas y algunas veteranas en estas lides en que la Belleza no le deja ni un solo hueso sano a los espíritus sensibles.
Llegando al local, entre el frío entumecedor y el amarillo río de taxis, encontramos a Jorge Tume y al Pibe Olivares, mejilla con mejilla, abrazaditos para contrarrestrar la racha gélida esperando que les abran la puerta del Templo. Llamadas. Llamadas. Más llamadas. Hasta que luego de un lapso tan extenso como un recital de Juan Félix Cortés, llegó nuestro querido amo de llaves: El Chino del Chaska, presuroso, chambeadorazo. Ipso facto arreglamos el antro, lo trasmutamos en Santuario del Verbo Viviente y la gente empezó a llegar en gotitas. Como sucede a veces, uno de los invitados faltó. Ni siquiera envió un mensaje. Ni siquiera movió su pañuelo desde las distancias inexorables de su ausencia. Nada. Jódanse, poetas huevones! Vayan a trabajar!!! Parecía decir y su pensamiento se potenció en los pensamientos de multitudes y multitudes y multitudes de seres y comprendimos. Una vez más: comprendimos.
Pero más contentos que canillitas en Navidad -cuando todos se vuelven buenos y los regalos se distribuyen a diestra y siniestra-, empezamos con el recital. Daba la cara el valiente Christoper Alegría con su voz parsimoniosa, sus ideas paradojales y su vasta experiencia en el mundo de la mente. Lo acompañaría el Pibe Olivares, poeta organizador y suplente del equipo de calichines del Chaska.
Olivares dio inicio homenajeando a una de las grandes almas de la Poesía en el Perú: el tacneño Juan Gonzalo Rose. Poeta fino, irónico, sufriente como pocos, un grandísimo inútil que tenía un mortal menage a trois con la Belleza y la dipsomanía. Supremamente conmovedor. Nos contó sobre su descubrimiento de Juan Gonzalo, sobre su admiración por él, sobre su vida: Poesía de Miércoles es también un aula de clases sobre los poetas y su poesía. Y finalmente nos leyó sus hondos y candorosos versos.
Ahhhh...
¡Lo max Juan Gonzalo! (¡Gracias Pibe!)
Le continuó Christoper Acosta ofreciendo su visión y su testimonio y leyendo versos de Borges y Vicente Alexaindre. La muchedumbre de veinte gatos que acudieron yacían extasiadas en un estado de embeleso parecido a la bienaventuranza. Poesía, la belleza es la eternidad contemplándose en un espejo. Poesía, quien define su vida por normas, mata al pájaro cantor de su espíritu. Poesía, imagen que vemos cuando cerramos los ojos, música que oímos aunque nos tapamos los oídos. Poesía: todos somos la Eternidad y el Espejo. Jajjajjaja. Sobre las palabras de Christoper, detrás de las palabras de Olivares, El Estro Poético decía quién era, se presentaba, vibraba en las almas sedientas. La gota de luz pendía del borde de los cielos. Llegó el turno de los espontáneos: Beto Barriga se hallaba ausente, pero su presencia inspiró a Franco Castañeda a leer un poema de Leonard Cohen: No hay cura para el Amor. Claudia Salvador, de entre las canteras del anonimato, surgió pundonorosa con sus versos en la mano y abrió las puertas a la Poesía amorosa. Amor universal, amor filial, amor idílico, amor odio. Todos los amores se dieron cita esta noche en el Chasca.
Finiquitando el evento nos miramos a los ojos, nos estrechamos en un abrazo radiante de paz y tomados todos de la mano, inocentes y virginales, salimos a la calle a caminar por la egoísta y prejuiciosa Trujillo.
Habíamos regresado al Cielo.
Se cumplió la Profecía.
La Poesía siempre fue El Amor Real.