Poesía de Miércoles: Esperando a Cromwell
Y como cada noche de miércoles la gente acudió al Chaska: indigentes, orates, pasteleros, asesinos a sueldo, travestis y políticos, todos se disfrazaron de personas normales interesadas en la cultura y acudieron para su necesaria terapia poética. Allí los recibió el Pibe Olivares, organizador del evento, quien encendiendo las velas y los inciensos, nos informó con cierta alarma: Están casi todos, sólo falta Cromwell! Y no se refería al estadista inglés Sir Oliver Cromwell sino el aeda chiclayano Cromwell Castillo del grupo literario Signoz, despiadado cónclave de poetas que realizan sacrificios de inocentes cajas de chelas y se beben toda su sangre, crueles depositarios de los ancestrales lambayeques. Bueno, si no llega Cromwell... igual empecemos!
Dio inicio al juego Zazamón, el extraterrestre del planeta Dudufá. Nos leyó un poema en lengua interplanetaria: Zrxzsqpw, sí! Drscxz, no! Xprtyds, ni sí ni no! Explicó que los polvos del pirlimpimpím acentúan la conexión con el Estro Poético y que Trujillo es un espejismo donde multitudes de zombis caminan por las calles fingiendo vivir. Aplausos a Zazamón quien levantó las manos esperando el haz de luz que lo eleve hacias las esferas supremas, pero como nada ocurrió se sentó tranquilamente en su butaca.
Ahora sí los poetas: Desde Chiclayo -la rica tierra de la chufla y el kinkón- Stanley Vega, más conocido como Satanley y el joven púber cuasi virginal Manuel Bustamante. ¿Y Cromwell? Preguntamos. Todavía no llega. Repentinamente una llamada telefónica: ¡Era Cromwell!: Que ya estaba en el paradero: ¿Ahorita viene? Sí. ¡Ya, empecemos! Manuel, el tímido doncello, empezó a leer un tanto presuroso sus bien logrados versos: Desde una alcantarilla del cielo/ has caído hacia ti mismo/ a advertir de a pocos/ que aún vestido estás/ con tu desvaído cuerpo/ aquel traje ordinario/ que a través del tiempo/ se ha ido corrompiendo// Vuelves a verte una vez más/ dentro de este sórdido/ y enorme ducto que es el mundo/ vuelves a sentirte/ la misma mierda de siempre/ dizque humano/ inteligente. Sorprendió con una contundencia que aunque no en sus ademanes, afloraba en sus palabras. La Poesía amplificó su potencia y el dilecto público de miércoles lo coronó con una cordial salva de aplausos. Le siguió el chiclayanense Satanley, quien había llegado acompañado de una poeta e intelectual quien lo abrazaba, le rascaba la calvita, le besaba su naricita, le clavaba los colmillos y le chupaba su sangresita... bueno, detalles aparte, Stanley Vega cantó lo suyo con el oficio de años en el vagabundaje poético: ¡DESORBITACIÓN! ¡DESORBITACIÓN! ¡Digo desorbitación levantando la voz/ la barbilla hacia el cielo/ abriendo los brazos/ comiendo aire a grandes zancadas!/ La tierra precipitadamente se descuelga/ luego de un estruendoso crujido/ de articulaciones/ en el mismo cuello del universo// ¡Esto es el fin!/ ¡Jaaa-ja.ja.ja.jaja ttkufff!/ Estiro los dientes para cogerme/ de un árbol cuyas hojas son de papel/ y aún prendido allí/ no dejo de percibir en mis oídos/ pataleos y gritos de millones/ y millones de terrícolas/ que inusitadamente han salido/ volando como moscas/ hacia el tenebroso espacio. Excitado Stanley -le brillaban los ojos, mataba a la humanidad en su imaginación- se vacilaba rico: Aquí los cielos son cachetadas oscuras/¿a dónde iremos a estrellarnos?/ ¡Y la tierra sigue cayendo!/ ¡Que siga cayendo!/ Es un fabuloso testículo embarrado/ que ningún endiosado individuo sostiene/ ¡Vamos a morir!/ ¡Que la tierra vuele en mil pedazos/ y muera yo cogido a estas hojas! Aplausos. Otra llamada. ¿Es Cromwell? Sí, es Cromwell. ¿Ya viene? Sí. Que el taxista lo acaba de cuadrar. Pero dice que normal, que sólo le han robado la plata y -aunque su virginidad ya no- sus poemas siguen intactos. Que ahorita llega. Yehhh!!! El público vitoreó la noticia. Y en tanto llegaba el príncipe del retraso se le concedió la palabra a los asistentes: Hablaron Moisés Castillo, bardo viajero que adelantó algunos textos de la que sería su pronta presentación; Johnatan Chacón quien se reveló con un maduro y psicalíptico registro: Mi religión no tiene pecados/ pecado sería no quererte con la pasión de un credo/ el padre nuestro es recorrer tus labios/ y santificar tus besos/ caer en tu reino para hacer tu voluntad cual/ norma santa que enreda mis sesos. Aprobado y apuntado para una próxima edición. Beto Barriga –el heraldo del desasosiego- cantó lo suyo como cada miércoles: Observo a la humanidad llorar bajo la lluvia/ lavándose los malos días/ el dolor que la pérdida brinda/ aún así veo a todos sonreír/ aunque les duela/ porque no creen en los errores/ sólo en los contratiempos por venir. El teléfono interrumpió otra vez: Era Cromwell. ¿Dice que dónde chucc queda el Chaska??? San Martín 543. Ah ya. Que está en la puerta pero que un borracho no lo deja pasar: Era el cuentista Gonzales del Yerbario quien confundía al poeta con los diablos azules de su delirium tremens y lo remecía del pescuezo. El agresor fue calmado con su caja de chelas para él solo y por fin íbamos a escuchar al tan ansiado, esperado, imaginado y retrasado aeda, cuando concluyó el tiempo del evento y cerramos intempestivamente el local. Fin.
(Luego, entre brindis, abrazos y saludos, escuchamos la voz de Cromwell que desde la calle gritaba sus poemas: ¡¡¡ESTOY AL BORDE DE LA LOCURA INCENDIARIA!!! Pese a todo/ tengo un lecho donde reposar/ mis últimas preguntas/ donde puedo desangrarme rabiosamente/ y sonreír el instante en que se cierra la puerta!!! ...Bacanes sus versos... y proféticos).
Saluuú!
Ahora sí: Fin.
Dio inicio al juego Zazamón, el extraterrestre del planeta Dudufá. Nos leyó un poema en lengua interplanetaria: Zrxzsqpw, sí! Drscxz, no! Xprtyds, ni sí ni no! Explicó que los polvos del pirlimpimpím acentúan la conexión con el Estro Poético y que Trujillo es un espejismo donde multitudes de zombis caminan por las calles fingiendo vivir. Aplausos a Zazamón quien levantó las manos esperando el haz de luz que lo eleve hacias las esferas supremas, pero como nada ocurrió se sentó tranquilamente en su butaca.
Ahora sí los poetas: Desde Chiclayo -la rica tierra de la chufla y el kinkón- Stanley Vega, más conocido como Satanley y el joven púber cuasi virginal Manuel Bustamante. ¿Y Cromwell? Preguntamos. Todavía no llega. Repentinamente una llamada telefónica: ¡Era Cromwell!: Que ya estaba en el paradero: ¿Ahorita viene? Sí. ¡Ya, empecemos! Manuel, el tímido doncello, empezó a leer un tanto presuroso sus bien logrados versos: Desde una alcantarilla del cielo/ has caído hacia ti mismo/ a advertir de a pocos/ que aún vestido estás/ con tu desvaído cuerpo/ aquel traje ordinario/ que a través del tiempo/ se ha ido corrompiendo// Vuelves a verte una vez más/ dentro de este sórdido/ y enorme ducto que es el mundo/ vuelves a sentirte/ la misma mierda de siempre/ dizque humano/ inteligente. Sorprendió con una contundencia que aunque no en sus ademanes, afloraba en sus palabras. La Poesía amplificó su potencia y el dilecto público de miércoles lo coronó con una cordial salva de aplausos. Le siguió el chiclayanense Satanley, quien había llegado acompañado de una poeta e intelectual quien lo abrazaba, le rascaba la calvita, le besaba su naricita, le clavaba los colmillos y le chupaba su sangresita... bueno, detalles aparte, Stanley Vega cantó lo suyo con el oficio de años en el vagabundaje poético: ¡DESORBITACIÓN! ¡DESORBITACIÓN! ¡Digo desorbitación levantando la voz/ la barbilla hacia el cielo/ abriendo los brazos/ comiendo aire a grandes zancadas!/ La tierra precipitadamente se descuelga/ luego de un estruendoso crujido/ de articulaciones/ en el mismo cuello del universo// ¡Esto es el fin!/ ¡Jaaa-ja.ja.ja.jaja ttkufff!/ Estiro los dientes para cogerme/ de un árbol cuyas hojas son de papel/ y aún prendido allí/ no dejo de percibir en mis oídos/ pataleos y gritos de millones/ y millones de terrícolas/ que inusitadamente han salido/ volando como moscas/ hacia el tenebroso espacio. Excitado Stanley -le brillaban los ojos, mataba a la humanidad en su imaginación- se vacilaba rico: Aquí los cielos son cachetadas oscuras/¿a dónde iremos a estrellarnos?/ ¡Y la tierra sigue cayendo!/ ¡Que siga cayendo!/ Es un fabuloso testículo embarrado/ que ningún endiosado individuo sostiene/ ¡Vamos a morir!/ ¡Que la tierra vuele en mil pedazos/ y muera yo cogido a estas hojas! Aplausos. Otra llamada. ¿Es Cromwell? Sí, es Cromwell. ¿Ya viene? Sí. Que el taxista lo acaba de cuadrar. Pero dice que normal, que sólo le han robado la plata y -aunque su virginidad ya no- sus poemas siguen intactos. Que ahorita llega. Yehhh!!! El público vitoreó la noticia. Y en tanto llegaba el príncipe del retraso se le concedió la palabra a los asistentes: Hablaron Moisés Castillo, bardo viajero que adelantó algunos textos de la que sería su pronta presentación; Johnatan Chacón quien se reveló con un maduro y psicalíptico registro: Mi religión no tiene pecados/ pecado sería no quererte con la pasión de un credo/ el padre nuestro es recorrer tus labios/ y santificar tus besos/ caer en tu reino para hacer tu voluntad cual/ norma santa que enreda mis sesos. Aprobado y apuntado para una próxima edición. Beto Barriga –el heraldo del desasosiego- cantó lo suyo como cada miércoles: Observo a la humanidad llorar bajo la lluvia/ lavándose los malos días/ el dolor que la pérdida brinda/ aún así veo a todos sonreír/ aunque les duela/ porque no creen en los errores/ sólo en los contratiempos por venir. El teléfono interrumpió otra vez: Era Cromwell. ¿Dice que dónde chucc queda el Chaska??? San Martín 543. Ah ya. Que está en la puerta pero que un borracho no lo deja pasar: Era el cuentista Gonzales del Yerbario quien confundía al poeta con los diablos azules de su delirium tremens y lo remecía del pescuezo. El agresor fue calmado con su caja de chelas para él solo y por fin íbamos a escuchar al tan ansiado, esperado, imaginado y retrasado aeda, cuando concluyó el tiempo del evento y cerramos intempestivamente el local. Fin.
(Luego, entre brindis, abrazos y saludos, escuchamos la voz de Cromwell que desde la calle gritaba sus poemas: ¡¡¡ESTOY AL BORDE DE LA LOCURA INCENDIARIA!!! Pese a todo/ tengo un lecho donde reposar/ mis últimas preguntas/ donde puedo desangrarme rabiosamente/ y sonreír el instante en que se cierra la puerta!!! ...Bacanes sus versos... y proféticos).
Saluuú!
Ahora sí: Fin.
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