viernes, 9 de julio de 2010

FECHA 31

Es un sueño Poesía de Miércoles

David Novoa

¡Y siguen las presentaciones de miércoles! Esta vez les tocó a dos irreverentes jóvenes amantes de la pichanga literaria: Hernán Darío y Giancarlo Briceño, y a un apacible tercer aedo: Félix Pereda Carrasco. Llegados los invitados se empezó inmediatamente el reparto de Poesía como si de pan se tratara: grandes hogazas para las lindas damiselas, migajas para los jóvenes universitarios y marraqueta dura para el organizador Jorge Tume. El moderador César Olivares inició con chispa lo que dio pábulo a los bardos a arremeter con un recital al alimón. (Al alimón quiere decir en conjunto, a dúo). Y así fue como leyeron Hernán Darío y Síficus Briceño, mejilla con mejilla, agarraditos de la mano, guiñándose cómplicemente: Mierda, mIeRdA, SOMOS MIERDA detodoquier/ esPecie de un Rojo sombrero putesco/ Que mAneja sus cortos pantalOnes apretando/ El pujante alarido de aqUella acomplejada/ Cerebro-forma o fondo de FalDas contradicTorias/ Grita mierda: MIERDA soMos mIeRdA roja y aMarilla... Ondas seducen al aire, son castañas/ Son viento, son mierda/ Y Si la mIerda nace del suelo/ Somos del campo del ambiguo verde/ Ondulado, abre tu pecho y verÁs que/ La mierda emerge de adentRo… Su lectura fue contundente mas un tanto desviada. Dispararon con solvencia pero su inexperiencia erró el blanco y no los oímos con fidelidad. La voz de Síficus se perdía por su veleidosa forma de sostener el micro y la voz de Darío se diseminaba nítida en el ambiente. Así su loco y bello poema sólo asomó por momentos su rostro de palabras.
Aplausos para los noveles rapsodas. Les sucedió Félix Pereda, solitario escritor, quien se expandió en una monocorde autobiografía que envió al borde del aletargamiento al respetable. (El gato Baudelaire les fue a meter verso a unos ratones, Beto Barriga se retiró a conversar con su otro yo -formado por unos 25 o 27 otros subyoes- y Jorge Tume, royendo la prosaica piedra de su seco pan, dormitaba con impaciencia). Pero reaccionó Félix Pereda y dejó salir sus sonetos que albergaban genuina Poesía: Hoy, hermano, estoy en el poyo de tu casa/ la casa que es la Patria de las Letras del Perú/ y he visto tus ojos yertos, tan yertos como tú/ y sé que estás atento a ese tu clamor que no pasa// Y en este clamor que te traigo, sentado junto a ti/ te digo que nuestra patria convulsa como tu España/ ahonda sus problemas que son frenético baladí/ y el pueblo ya revienta. A él no se le engaña.// Estamos taciturnos como ayer tú lo estabas/ ¿qué hacer? ¿rezarle a Cristo? ¿tomar las armas?/ ya nadie está tranquilo, ni siquiera las almas// Y aquí en nuestra tierra estoy como tú estabas;/ chacchando las miserias y luchando incomprendido/y te dejo este mensaje porque, ¡tú, hermano, no has partido! Intercalando versos de Vallejo con los suyos fue abriendo una grata brecha en la atmósfera de miércoles y se hicieron estallido los aplausos. Mejor aún. Desde el público se levantó una voz de congratulaciones para el escriba. Y en pleno éxtasis chaskero entró Julius, el enamoradizo bardo de la urbe. Extrajo su guitarra como un sable e incrustó sus melodías en el vibrante e invisible éter. Algunas bellas cervatillas se sonrojaron, el gato Baudelaire se enamoró de un pericote -y se lo comió para llevarlo siempre consigo- y Beto Barriga se aproximó al cadalso levitando con su bastón en la mano. Era su momento de leer. Sin embargo, como pocos saben, Beto, este precoz y destacado poeta, acaba de cumplir los 15 años y se encuentra en un momento de diluvio creativo y de visionaria expansión. Así que de pie con su bastón –con el que aporrea a sus fantasmas- cantó sus textos con una voz que empezó a confundirse con chillidos de roedores en tropel, las paredes del Chaska se disolvieron y se extendió fantasmagóricamente la noche saturada de ojos gigantescos. Jorge Tume y César Olivares, organizadores, se redujeron al tamaño de minúsculos ratoncillos y entonces, corriendo desesperados de las gigantescas fauces felinas que nos perseguían, nos dimos cuenta que no existíamos, que nunca existimos, que Poesía de Miércoles sólo ha sido y siempre fue el sueño del Gato Baudelaire...ahhh!
(No te vayas a despertar, Michito... Sueña que nos auspician el evento, más bien).
Miauuu... perdón, FIN.

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