viernes, 6 de agosto de 2010

LA VERDADERA FECHA 33

CAMALEÓN DE MIÉRCOLES

Por David Novoa

Noches memorables que desaparecerán en el insondable vacío del tiempo …pero noches hermosas.

La trigésimotercera edición de Poesía de Miércoles no fue la del aniversario de medio año, sino la de la presentación de la Revista Piel de Camaleón y el recital de la reptil cohorte de Wálter Toscano, el poeta sacrílego.

Hecha la corrección, hecha la introducción a esta fecha que resultó bellamente frustránea. Acarrearon su publicación en un anda los poetas. Luego clavaron sus emblemas. Se arrodillaron frente a ellos. Adolf Toscano Hitler -con la mirada clavada en la descascarada pared del Chaska como si las infinitas estepas de la gloria escrutara- ordenó a sus huestes disparar poesía a diestra y siniestra pero sus municiones estaban enmohecidas, su pólvora húmeda, sus armas herrumbrosas. Rubén Aguilar, Wálter Vásquez Pegrías, Johnatan Alvarado, Ricardo Calderón Inca cayeron mutilados, descuajeringados, destripados junto a su desbocado líder en la batalla de lo bello.

Uno por uno mordían el polvo, valientemente, los soldados.

Óscar, al ver que no pudo aprobar el examen de literatura, tomó al pie de la letra las sabias palabras de Gonzalo:

-Cómete los libros, pe muchachón!

Horas más tarde fue hospitalizado de emergencia. Al interior de Óscar yacían papeles y mariposas en total armonía.

Así cayó Ricardo Calderón Inca. Herido en la ingle.

Rubén Aguilar, fue atravesado veinte veces por la metralla, pero antes de expirar compartió dolorosamente sus últimos versos: Dos viejos sapos/ envejecen a orillas de una laguna/ (el amor es una sombra/ en sus ojos desorbitados)/ no hay tiempo en sus horas/ sólo moscas/ bailoteando en la agonía/ de sus lenguas caídas.

Luego de caer, le hicieron el repaso.

Johnatan Alvarado intentó un ataque kamikaze, pero le cayó una bomba antes de salir de su trinchera: Esta es la silueta de una niña/ limpia y pálida/ dibujando/ un corazón rosado/ en el abismo de su nombre.

No quedaron ni sus pelos.

Walter Toscano enarbolando en alto su cartel: PROHIBIDA LA CORDURA, escribió poemas en papeles sueltos, hizo avioncitos y los lanzó hacia el respetable. Uno cayó en el búnker antinuclear donde protegíamos al público, lo abrimos y leímos: La Poesía/ literalmente/ vuelaaaa…

La batalla había sido un espectáculo de opacas lecturas, de falta de ánimo y de desperdicio de talento. Por eso ya no había casi nadie al concluir el recital. Pero para cerrar por todo lo alto, Wálter Vásquez Pegrías se arrojó -tigresísimo él- a las playas de Normadía en su personal Día D con su performance: La Poesía ha muerto. Así los últimos cuatro gatos que aún quedaban pudieron huir cobijados por la penumbra. Walter cantó, gritó, se desnudó, pogueó, se degolló y se resucitó en escena y la Poesía aparecía y desaparecía, fluctuando, dudando de brindar su luz a este ritual de catarsis y extravío.

Finalmente, despedimos al público: Ya sólo quedábamos Beto Barriga, El Gato Baudelaire, El pibe Olivares y 87,945 hormigas en un agujero detrás del escenario.

No acercamos bien: Las hormigas se habían suicidado en masa.

Y es que fue una noche improvisada, sin feeling, a diferencia de otras donde este mismo grupo lució potente e hizo retumbar las vísceras del Chaska. Pero ahora se confiaron y se presentaron para el examen de la Belleza sin haber estudiado, sin haber hecho ni fichas y sin poder sacar cuaderno porque no estaban al día, los muy pendex.

Sin embargo la revista Piel de Camaleón fue presentada y aprobada. Allí sí habían concentrado sus talentos escribas de todo el Perú, gracias, principalmente, a la tenaz osadía de Toscano de seguir creando, convocando a otros creadores y pariendo arte a patada limpia, a lapazos y dentelladas.

Saludos a PIEL DE CAMALEÓN!

Sieg Heil!!!

1 comentario:

Unknown dijo...

Chévere la crónica esperada.
La idea era darle el protagonismo a la revista, y creo que se cumplió.
Abrazos!