jueves, 15 de abril de 2010

19 EN SUS MIÉRCOLES

COSMOPUEBLO, el cosmos es su pueblo.


Niños con transfusión de sangre enferma, espetó Félix José de la Darza; bestias indultan la deuda circunscrita, rugió Erick Fiestas Sorogastúa; en este mundo nada es recíproco, musitó Sharon Salazar. Pertenecientes a la secta de adoradores de la Poiesis de la UPAO, los aedas de COSMOPUEBLO decantaron los sentires de la juventud trujillense en un recital de miércoles que, paradójicamente, irradió frescura y dolor.
Invitados y público en general se arrellanaron en el suntuoso mobiliario del Chaska. Atendidos elegantemente por los mozos, bebíamos martini cuando los poetas poblaron la mesa: como perfectos caballeros se dejaron caer pesadamente sobre las sillas, mas al advertir que les faltaba el alma, el brillo, la cereza en medio del pastel, invitaron finalmente a la única damisela del cónclave entre balbuceantes disculpas.
Ahora todo estaba dispuesto para el sacrificio de la verdad: para cortarle la aorta y dejarla sangrar en el divino éter. Empezó el sonriente Roberto Martín Vega, autodenominado literariamente Félix José de la Darza, el Vampiro Feliz. Con una sonrisa de oreja a oreja se presentó inocente y perfecto, y cantó así: La Salud, me doy cuenta que es un chiste de salón/ Se dicen entre susurros nuestros curadores del cuerpo:/ Hey colega, ¿cuál es tu hazaña?/ una pierna menos un riñón. Y continuó con sus irónicas reflexiones: Alimentaos de pan de negligencia/ como todo cuerpo que requiere de éste/ para su subsistencia. Sarcásticas expresiones cargadas de verdad social que tuvieron su eco en las palmas del respetable. Le continuó Mauricio Flores, apacible mancebo de ojos desmesuradamente abiertos que veían: a los temores, a los temores no los quieres ni ver/ entonces me haré recuerdo y tendré cuidado de no ser. Y prosiguió en juvenil éxtasis: Verás mis olas/ mis quejas/ mis palabras/ mi mal./ Verás perderse en la distancia lo que mi mentir olvidó de contar. El ambiente se avivaba bajo el fuego de la Poiesis y para ornar la noche surgió en medio de los viriles bardos la prístina flor de la feminidad: Sharon Salazar, Minerva: Quisiera saber qué piensan los cabezas de bestia/ así tal vez pueda saber cómo escapar/ no entiendo porqué les parezco tan poco amigable/ si hoy me puse mi vestido amarillo/ y hasta aprendí a bailar. Su lectura fue más sarcástica que las anteriores, mejor vocalizada, con más valentía. En este mundo nada es recíproco/ me dijo el padre Cabeza de Bestia/ así que al bosque color sepia salí/ y vi a los niños ave encerrados/ pensé en liberarlos pero no podía/ ¡antes debía liberarme a mí! Sencillos versos que evidenciaron la genuina instrospección de la poeta a quien le continuaron al alimón los líderes de COSMOPUEBLO, Diego Horna Y Erick Fiestas Sorogastúa quienes se burlaron ingeniosamente del moderador y activaron su juguetona y particular poética: Erick: Una ola plateada surca el latido de un sinuoso hola. Diego: Para marzo, de ayuno, sin sentido, me pegué al pegamento de mi primera comunión. Erick: Ojos reflejoides, carne inasible, boca fumígena. Diego: En Navidad Jesús me trajo una cruz con madera de tu cama. Erick: Nostradamus se acomoda en mi retina y por el cristal deja un breve resol en mi esclerótica. Diego: Y se gradúa de pastor y de fakir. Risas, aplausos y la poética comunión requerida para una noche de miércoles. Se concluyó con el inefable Beto Barriga que perdió su lente de contacto y su bastón –así que leyó tuerto y cojo- y con el talentoso video de Renato Milla y Boris Baltodano jóvenes artistas de la UPAO.
Finalmente, Don Antenor Orrego -ya arcángel-, descendió en flamígeras nubes desde el cielo y decretó: Estos son mis hijos, a quienes he dado potestad de locura y libertad. Se tomó un par de chelas con el organizador Jorge Tume y, misteriosamente desapareció, después de adquirir su novela El Dios Araña en INFOLECTURA.

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