jueves, 10 de junio de 2010

POESÍA de MIÉRCOLES homenajea a las féminas
FEMINÓPOLIS


David Novoa

Así como mandan en la casa también mandan en la Poesía. Lo demostró Feminópolis la noche del viernes 22 de mayo en el INC. Allí, entre una nutrida concurrencia de jóvenes universitarios y público en general se perpetró el tan anhelado Encuentro Poético de Mujeres convocado por las poetas Victoria Larco, Matilde Granados y un equipo de locos amantes de las musas.

Y es que son días de esplendor en nuestra aldea. Semanas atrás se realizaron funciones internacionales con el ballet de Rusia, se inauguró la sala de exposiciones del Teatro Municipal con una muestra de Guma Alvitez, se reactivó la Sala del Colegio de Arquitectos dirigida por la pintora Rosa Benítez -quien de inmediato instauró la muestra NO LUGAR- y la sala Impromptu del Cultural acometió con una expo del pintor Paolo Vigo. Y como cada miércoles en el Chaska, Poesía de Miércoles presenta a los locos del Perú en su adoración a la Belleza.

Sobre este mar de actividades culturosas es que Feminópolis se irguió como el deslumbrante cuerpo de una voluptuosa damisela formado por las poetas de Piura, Chiclayo, Lima y Chimbote. Todas ellas arribaron a Trujillo y se congregaron en el maternal útero de la Poiesis: La sala de conferencias del INC.

Bloggers como Marea Cultural, Kafé Sideral, Signoz hacían sus entrevistas cuando se encaramó al escenario la catedrática y activista social Violeta Barrientos. A través de una reseña de la literatura erótica, la escritora le dio el basamento intelectual a la escena y la limpió del prurito sexista y separatista. No. No era una reunión para acusar a lo masculino: era para celebrar lo femenino. Aplausos. Al subir al altar el primer trío de damiselas sorprendieron leyendo con más aplomo que sus pares hombres: tensas pero controladas, concentradas, hacían ameno oír los largos soliloquios de su femenil universo. (Evidenciamos que las lecturas de los machos son más dispersas y débiles. Quizá sin pretenderlo Indira Anampa, Ana Laura Quintanilla y Karla Kajilima sí ponían los puntos sobre las íes respecto a las tradicionales diferencias de los sexos).

Sus versos eran coloquiales, interioristas, un tanto sacrílegos y narcisistas. Y pese a confesar nerviosismo escénico lucían seguras y capearon airosas el momento. Luego llegó la proyección de Alice Vega que con registro audiovisual inyectó el toque conceptual y la indispensable chispa de buen humor. Junto a ella leyeron sus poemas Victoria Larco y Elena Chávez Goicochea, intelectiva la primera y emotiva la segunda. En ese momento y por un instante, afloró cierta ansia reivindicativa en el saludo de la organizadora. Quizá debiéramos reconocer aquí la ceguera egoísta e injusta con que nuestra sociedad ha tratado a la mujer a lo largo de la historia. Desde aquí, desde esta reunión de su inteligencia y sensibilidad, viendo cuanto más armoniosas y cuánta más personalidad que la mayoría de los poetas hombres poseen las féminas, advertíamos la machista cobardía de nuestro país. Y en nombre de las miríadas de infieles y mentirosos, de acosadores y discriminadores, me disculpaba silenciosamente por los prejuicios y los abusos que les hemos inflingido a nuestras hermanas, amantes y madres a lo largo de los siglos.
Mas si la tradición histórica las fue relegando a la casa, a la alcoba y a la cocina, no fue por el egoísmo de los machos que salían a cazar desde tiempos inmemoriales, sino por su propia condición maternal: Para cuidar a sus críos es que decidían quedarse las mujeres en las cavernas y en las aldeas después y en los departamentos ahora: Para ejercer el divino privilegio de la maternidad a la cual quedan ligadas luego de parir. Mientras el macho solitario -sin hijos que se le cuelgan a beber la vida de sus senos- perdido en las estepas buscaba el sentido de su existencia, la mujer siempre lo tuvo en su interior: El Amor a su hogar, a sus hijos y a su hijo mayor -el padre de sus hijos-, en fin, el Amor a su mundo.
Semejante a la Madre Tierra –la Madre de todas las madres- la madre humana no necesitaba moverse para encontrar la esencia de su Ser: lo tuvo siempre en su vientre, siempre en el radiante y milagroso centro de donde brota la existencia. Nuestras esencias dejaron al macho el mundo externo del cual se apoderó y a la hembra el reino del hogar. Pero estos son otros tiempos, pensaba, recordando a presidentas, gerentas, empresarias, escritoras y viendo a estas jóvenes artistas con talante y personalidad caminar por la vida a agigantados pasos decididos. En fin, aquí estaba Feminópolis.

La tercera mesa fue invadida por Denisse Vega, Matilde Granados y Danitza Crossby. Ya se habían caldeado los ánimos así que las aedas cantaban lo suyo más relajadas y sabrosas. Subieron luego Nevenka Walterdorsfer y Violeta Barrientos. De estos últimos grupos resaltamos las lecturas frescas y refrescantes de Matilde, de Nevenka -que nos envolvió con su deleitoso poema final- y de Danitza Crossby. A diferencia de sus compañeras intelectuales, a Danitza le resbalaban las miserias de la vida y disfrutaba todo con poético fervor: Me divierto en pasos lejanos/ alucinando nubes celestes/ viéndolas más cerca que nunca/ tocándolas, saboreándolas/ llevas, Tierra, nombre de flores// Duermo a pocos/ centímetros de la arena/ ella se desenvuelve/ cual grandiosa reina/ se mete por las paredes/ habita las sienes/ no le tengo miedo/ a las fieras/ los fantasmas/ me acompañan cada tarde/ y de noche astros divinos/ cantan conmigo odas grandiosas/ a su nombre...

Al salir nos enteramos que el INC había alquilado su sala de conferencias para la realización de este evento GRATUITO. ¡Gracias por su apoyo a la cultura INC! ...¡hombres tenían que ser!

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